11 ene 2011

En un sueño... la tormenta pasa rapido.

Tal vez este no sea el sueño más extraño que he tenido. Pero de algún modo… me parece especial, no sé porqué.
Iba llegando a una escuela, sabía que era mi escuela, pero no se parecía a lo que veo todos los días entre semana. Esta escuela tenía una entrada de grandes portezuelas de madera que se abrían y cerraban mecánicamente; entrando mi entorno se visualizaba con sillas enfiladas y sujetas al suelo, era un área de espera como las que hay en las estaciones de camiones o en los aeropuertos; muchas personas caminando a todos lados, unos sentados, otros parados… pasando esa sala adivine que la construcción era un cuadrado cerrado de puras aulas, planta baja y planta arriba, al otro lado estaban las escaleras para ir al segundo piso, así que cruce el patio social donde escasamente había un par de bancas desocupadas, subí las escaleras, recuerdo que el color más predominante era el blanco, di vuelta a la derecha y justo llegue a mi salón donde solo aguardaban dos jóvenes posados en el barandal color negro o rojo que, en mi vida real, uno es de mi salón pero no le hablo y el otro es de otro grupo y aunque fue mi “amigo” en la primaria, ahora ya no nos hablamos. Distraída entre pensamientos que ya no recuerdo estuve a punto de entrar al cuarto lleno de butacas que creí vacio pero justo giraba la cerradura, mire por la ventana y me di cuenta de que el salón estaba lleno de alumnos que a mi parecer eran niños de primaria, la maestra mi miro con desaire desde su escritorio, deje la puerta y me aparte rápidamente tratando de evitar un sonrojo porque los niño ya se burlaban de mi con risitas descaradas.
A mis espaldas escuche la voz de uno de los compañeros que miraban la escena sin diversión, me decía:
- ¿Ahora ya no vas a saludar?
Me dirigí a ellos con una sonrisa y los salude con un beso en la mejilla… o más bien un beso de mejilla con mejilla. Hice una aburrida conversación con ellos mientras esperábamos que llegaran los demás compañeros de clase. Llegaron mis amigos, un grupito de tres conformado por mi mejor amiga de la escuela; mi primo, que de hecho no estudiamos juntos y otra persona que no recuerdo de quien se trataba.
Los niños de primaria, convertidos en adolescentes fanfarrones, comenzaron a salir del aula y nosotros pudimos entrar. Mi mochila estaba en una de las butacas de atrás, que sin sorpresa me acerque a ella, extraje mi celular y lo revise; había recibido un mensaje y justo cuando quería revisarlo un profesor llego.
Después de un ratillo de clases salimos a un receso, mis amigos y yo subimos por otras escaleras que nos llevaban a un cuarto lleno de ventanales grandes, pero curiosamente la habitación era muy oscura, allí quise ver el mensaje que de hecho era un video y tenía que escucharlo, pero el cuartito se empezó a llenar de alumnos que resulto la mayoría de mi salón y comenzaron a hacer mucho ruido, haciendo imposible escuchar el video.
Pude ver imágenes de casas, niños jugando con una pelota, adolescentes saludando y diciendo o más bien gritando cosas pero con rostros llenos de vida y felicidad, al final el rostro de un chavo que conozco diciendo algo, me pegaba en ocasiones el teléfono al oído pero cortadamente solo podía escuchar frases cortas como: Te quiero… Te necesito… ¡no sabes! Eres una chava que cambio todo mi mundo…
Mis amigos me quitaron el celular antes de poder terminar de verlo y lo vieron ellos, no me importo, estaba tan contenta que incluso soporte sus comentarios vergonzosos. Les dije que no había podido terminar de verlo, así que mi amiga me tomo de brazo y salimos por una puerta que antes no había visto… el ruido desapareció, reproduje el video, esta vez era una canción rítmica que solo repetía:
Me gusta tu sonrisa, me encanta tu sonrisa.
Me gusta mucho tu sonrisa, adoro tu sonrisa.
Acabando la canción un maestro llegó, había butacas por todas partes y todos comenzaron a tomar asiento en pleno tejado, con mucho aire soplando y sin cuestionar por tal cambio, tome asiento hasta adelante donde, de hecho, solo había un par de sillas de madera y un barandal de piedra con plancha rectangular. Mi primo se sentó a mi lado izquierdo, mientras colocaba mis cosas en la “mesa” quise volver a ver el mensaje, pero esta vez el viento envió mi curiosidad hacia el horizonte que tenia frente a mis ojos… era un paisaje extraño, recuerdo que todo se veía pequeño… el edificio de 2 pisos resulto ser un rascacielos, a mi derecha todo tenía una fachada de pueblo, casas pequeñas, muchos árboles, caminos de tierra y a mi izquierda era una ciudad en construcción, edificios altos y sin terminar, muy pocas casas y ningún colorsito verde asomándose… pero todo ese paisaje rodeado por verdes cerros. El viento enloquecía mis hojas que iban de una página a otra, mis cabellos parecían que querían liberarse de mi cabeza y perderse con tanta fuerza, los arboles casi doblándose allá abajo. Empezaron a sonar truenos, el cielo se oscureció más y más y nubes negras, llenas de tierra y solidas con un aspecto de espuma de cascada se golpeaban contra nuestras caras y pertenencias. Gritos y mucho escándalo entorpecieron mis movimientos al tratar de guardar mis libretas. Mire hacia abajo y las nubes ya cubrían ese pueblo-ciudad, como si el edificio fuera tan alto para estar sobre las nubes, pero ni ese edificio magnifico nos pudo salvar de una enorme nube negra que se aproximaba rápidamente con una feroz lluvia, tape mi cabeza con una chamarra que no sé de donde saque, sentí los afilados golpes de las gotas.
Todos gritábamos de miedo y dolor, apreté tanto mi celular como si temiera que la lluvia se lo llevara, pero tan rápido como llego se fue… me descubrí la cabeza y mire hacia abajo, el Sol había salido, iluminando y volviendo radiante a ese pueblo-ciudad, calentando nuestros húmedos cuerpos; el viento ya no soplaba más.
Tranquilizándonos, todos comentaban lo sucedido… y la hora de ir a casa, había llegado, todos entraron al cuarto con ventanales y próximamente bajaron las escaleras, mi amiga y yo nos quedamos contemplando a la muchedumbre; suspire.
- ¿Qué tienes? –pregunto ella-.
- No pude ver bien el mensaje… y esto ya se acabo… no podre verlo nunca más.
- Jajaja tonta, pero si lo tienes en tu celular.
- No… esto no parece real. Creo que es un sueño… si, debe serlo, él no me enviaría un mensaje así en la realidad…
Después de esas palabras no recuerdo que paso después…

1 comentario:

Jaken Mint dijo...

encadenada a un sueño...
encadenada, quizá, ha algo q nunca llegara...

uuuf q fuerte!
nosotras y nuestros amores!
>_<
asi es esto
U_U